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* [[Pasaje 2: Estás rara]]Daniel se acerca, tomando sus manos entre las suyas un poco fuerte para ser un gesto tierno. "Lo entiendo, mi amor. Pero el amor es compartir, ¿no? No quiero que tus miedos nos alejen.". Valeria lo mira y sabe que ha vuelto a caer, siempre duele más cuando la llama con palabras cariñosas, la hace sentir que no es tan malo.
[[Conceptos]][[Pasaje 10. El silencio que cura]]"Lo sabía", murmura, acercándose para abrazarla. Ella permite el contacto, pero su cuerpo está rígido. Se siente atrapada en una relación de la que nunca podrá escapar..
[[FIN]]La mirada de Daniel se ablanda y se acerca a ella para tomar su rostro entre sus manos, “Mi amor, claro que lo entiendo," susurra, sonriéndole con una sonrisa medida. "Perdóname. Soy un idiota." Pero sus ojos brillan con triunfo. Valeria lo sabe, es débil ante él y sus palabras, incapaz de salir de ahí.
[[Finall]]Ir al pasaje 3 para continuar
[[Pasaje 3: Solo quería saber si estás bien]][[Conceptoss]]
[[Pasaje 9. La última palabra]][[Pasaje 7. Yo también hice cosas por ti.]][[Pasaje 8: Pero, te amo.]]Daniel se relaja visiblemente, como si hubiera ganado. "Entonces, ¿por qué me tratas como a un extraño?" Sus dedos rozan su brazo, un gesto que antes la hacía sentir querida. Ahora solo nota el calor húmedo de su palma.
[[Final]][[Pasaje 5: Estás llorando?]]Daniel reacciona con aparente comprensión, pero su frase “el amor es compartir” es en realidad una forma de presión emocional disfrazada de afecto. Según Standen (2024), el consentimiento solo es válido si no hay manipulación. Al Valeria ceder otra vez, entra en una dinámica donde decir “no” no sirve, porque él lo transforma en una muestra de desamor.Aquí Valeria minimiza su malestar para no incomodar a Daniel. Él la llama dramática y toma su mano sin que ella se lo permita. Esto es un ejemplo de cómo ceder bajo presión desvanece el consentimiento (Standen, 2024). Aunque no hay gritos ni golpes, hay una invasión constante a su espacio emocional y físico.En este final, Valeria reconoce que el amor sin respeto no es amor, y pone fin a la relación. Este acto representa lo que Standen (2024) llama autonomía radical, es decir, una ruptura con toda forma de manipulación disfrazada de amor. Su decisión es clara, sin explicaciones ni excusas. Ella elige su dignidad por encima de las promesas vacías."¿Ya estás feliz? ¿Así querías verme? Destrozado." Valeria intenta hablar, pero él interrumpe: "Dime al menos una razón. Una sola. ¿Qué hice mal?". Daniel llora. Ella llora. Y cuando cuelga, prometen verse para hablar en persona. Dos días después, Valeria borra el historial de su navegador: "Cómo saber si soy la tóxica en la relación" sintiéndose culpable de todo lo que paso
[[FINAL]]A la mañana siguiente, el teléfono suena. Es del hospital: Daniel fue encontrado inconsciente tras un intento de suicidio. Valeria cuelga con las manos temblando. Días después, vuelve a su lado. Él la abraza con lágrimas en los ojos. Ella ya no llora. Solo baja la cabeza… y se queda.
[[Fin]][[Pasaje 6: Siempre querrás tu espacio?]]<img src= https://res.cloudinary.com/dys6cyn3q/image/upload/v1748383567/Portada_Twine_2025_osfhpk.png width="700" height="500">
[[Empezar|SI ME AMARAS]]
[[Créditos]]Esto muestra la naturalización de la culpa, como explica Hernández (2016), en la que la persona siente que debe justificar sus emociones o decisiones para no herir al otro, aunque eso implique anularse a sí misma.Esta escena refleja lo que Bourdieu (2010) denomina la naturalización de la dominación, un proceso donde la persona dominada termina aceptando las reglas impuestas por el otro como si fueran normales o inevitables. En este caso, Valeria no pone límites claros, lo que permite que Daniel tome decisiones importantes por ambos sin su verdadero consentimiento.Su llanto y reclamos emocionalmente manipuladores son parte de lo que Standen (2024) define como el ciclo de coerción emocional, donde la culpa se usa como herramienta para obtener lo que se quiere. Al final, Valeria se siente culpable por poner límites, lo cual debilita su autonomía emocional.Valeria decide no abrirle la puerta a Daniel, a pesar de la presión. Aquí se ve claramente cómo él recurre a un mecanismo de culpabilización sutil (Hernández, 2016) al usar frases como “¿Qué te hice para merecer esto?”. Es una forma de inversión de la culpa: en vez de asumir sus acciones, Daniel hace que Valeria se sienta la “mala” de la historia.Daniel intenta usar el pasado (preparar café, abrir la puerta) como moneda emocional. Este tipo de deuda afectiva, según Hernández (2016), es una forma común de manipulación: se hace creer que las muestras de cariño obligan al otro a ceder en lo demás.Ir al pasaje 4 para continuar con la historia
[[Pasaje 4: Estoy abajo]]Los golpes se intensifican. "¡Contesta el maldito teléfono entonces!" La voz de Daniel se quiebra en un susurro áspero: "¿Qué te hice para merecer esto, eh? ¿Te crees mejor que yo?". Afuera, los pasos se alejan mientras Valeria tiembla de miedo. A la mañana siguiente, Valeria encuentra un mensaje escrito con tiza roja en la puerta de su casa: "Nadie te va a querer como yo.”
[[Continuación]]Daniel sonríe, satisfecho. "Lo sabía. Tú y tus dramas." Le toma la mano sin que ella la ofrezca. "No seas tan dramática y dame un beso". Ella solo se queda quietay accede a hacer lo que le dice Daniel.
[[Conceptos vinculados]]Daniel recoge su chaqueta, lentamente, como si esperara que algo lo detuviera. Pero Valeria no dice nada. No llora. No se mueve. Solo observa, con una calma que antes le habría parecido imposible. "Supongo que nunca me entendiste” dijo antes de darle una última mirada de molestia y salir por la puerta. La puerta se cierra. El silencio que sigue no es incómodo, sino agradable.
[[Pasaje 11. Limites Visibles ]]El tiempo paso lento para Valeria y su proceso de sanación, sin embargo, Un año después, Valeria expone sus ilustraciones en una galería local. La serie se titula "Límites Visibles": retratos de mujeres con las manos abiertas, sosteniendo huesos rotos convertidos en pinceles. Había aprendido que el amor no debería doler, y que el consentimiento no era solo decir 'no' a otro, sino decir 'sí' a sí misma.
[[Empezar]]Valeria y Daniel pasan la tarde en la casa de ella. Él se sienta demasiado cerca, como siempre, y su pierna roza la de ella con una familiaridad que ya no le parece cálida, sino invasiva. "Tenemos que hablar", dice él, jugueteando con su propio vaso. Ella sabe lo que viene. La mudanza. El futuro. Las promesas que él repite como si fueran un guión ya escrito para ambos.
[[Sí, claro... hablemos" ]]
[["Necesito espacio, Daniel. No estoy lista para esto"]]"¿Espacio?¿Después de todo lo que hemos pasado, me dices que necesitas espacio?"
* [["No... no es eso. Solo estoy cansada" ]]
* [["Sí. Necesito esto. Y necesito que lo respetes"]]"¿Respetar? ¿En serio? después de todo lo que hice por ti". Valeria siente el golpe bajo y comienza a sentirse mal. Finalmente, Daniel agarra sus cosas y se retira molesto del apartamento.
Los siguientes días ninguno hizo el intento en ponerse en contacto con el otro, tomándose sus propios espacios. Un día especialmente lluvioso Valeria se sentía triste mientras trabajaba en unos bocetos cuando el nombre de Daniel aparece en la pantalla de su teléfono.
[[Ignorarlo]]
[[Contestar la llamada]]Luego de ignorar la llamada Valeria intenta concentrarse en su trabajo durante un rato, pero Daniel no deja de llamar. “Si lo ignoro, tal vez se rinda", piensa Valeria, pero sabe que no es así; entonces contesta en la decimoctava llamada.
"¿Valeria?" La voz de Daniel es áspera, como si hubiera estado fumando toda la noche. "¿En serio necesitabas ignorarme tanto tiempo?" Ella no responde de inmediato. "Estoy afuera de tu casa," añade. La llamada sigue activa cuando los sonidos de golpes en la puerta se hacen presentes y Valeria se debate entre abrirle la puerta o no.
[[No abrir]]
[[Abrir]]"Ahí estás," susurra él, como si ganara un juego. Su aliento huele a alcohol barato. "Pensé que tendría que esperar toda la noche... otra vez.”. Valeria siente el peso de ese "otra vez"—un reproche disfrazado de anécdota. Él no pide entrar; simplemente avanza un paso, lo suficiente para que ella tenga que retroceder.
Dentro del departamento, Daniel deja huellas mojadas sobre los bocetos caídos en el suelo. "¿Sigues dibujando esas tonterías?”…"Vamos, Valeria. Si algo te molesta, dilo. No hace falta que lo dibujes como si fuera un monstruo."
[[Daniel o respetas mi espacio personal o te vas ]]
[[No es... no es sobre ti (Ella retira los dibujos )]]Daniel la mira por algunos segundos antes de asentir y comenzar a hablar con un tono más bajo "Tienes razón. Debería haber preguntado antes de tocar tus cosas." Una pausa calculada. "Es solo que... cuando me cierras así, siento que no confías en mí. ¿En serio crees que haría algo para lastimarte?". Sus ojos la miran con lastima premeditada. Valeria siente el impulso de responder "no", de aliviar ese dolor, pero algo la hace dudar.
[["No es eso... solo necesito mi espacio"]]
[["¿Y tú? ¿Qué límites míos has respetado?"]]Daniel exhala por la nariz, un sonido casi inaudible. "No sé a qué juegas, Valeria," dice al fin, con una risa forzada. "¿Quieres que enumere cada vez que te abrí la puerta o te preparé el café como te gusta? ¿Eso no cuenta?"
Sus palabras están diseñadas para confundir, mezcla actos de servicio genuinos con la expectativa de que ella le debe tolerancia a cambio. Valeria siente el peso de esa deuda imaginaria, pero también nota algo nuevo: el silencio que sigue a su pregunta es incómodo para él.
[[(Ella mira hacia otro lado, evitando el conflicto) "Sí... lo aprecio"]]
[[(Ella cruza los brazos, pero no retrocede.) "No es lo mismo. Respetar no es dar cosas... es no tomar lo que no te ofrecen."]]Daniel la miró luciendo molesto antes de lanzar una acusación: "Tú no sabes amar sin condiciones”. Valeria siente algo confuso dentro de su pecho. Daniel espera su respuesta, seguro de que ella retrocederá como siempre.
[["Tienes razón. No sé amar sin respeto." (Ella camina hacia la puerta y la abre.) “esto se acabó Daniel”.]]
[["No... solo quiero que entiendas cómo me siento." (ella se sienta agotada)]]Daniel la mira sin poder creerlo, finalmente habla como si luchara por no gritar, "¿En serio vas a echarme? Después de todo lo que hemos pasado... ¿Un no tuyo borra todo?”. Sus palabras son un último intento de hacerla sentir culpable como tantas veces antes. Pero Valeria respira hondo y le dice:
[["No voy a discutir más. Esto terminó." (Mantiene la puerta abierta y lo mira decidida)]][[Empezar]]
Valeria es una joven ilustradora introvertida, y Daniel, su pareja carismática pero emocionalmente demandante. Ambos llevan dos años de relación, donde los límites se han ido desdibujando. Tú acompañarás a Valeria en sus decisiones.
[[Pasaje 1: Hablemos del futuro]]Daniel expresa optimismo sobre su futuro juntos, pero Valeria, aunque aparenta estar de acuerdo, está inquieta. Seis meses después, atrapada en una vida que no eligió, Valeria descubre demasiado tarde que ciertos silencios pueden ser prisiones.
* [[FIN DE LA HISTORIA]]Esta historia fue posible gracias a la creatividad de :
(text-colour:yellow)[Guion ]
Gabriela Álvarez
Nicole Cotes
Andrés Hernández.
(text-colour:yellow)[Dirección y Tutoria Académica de contenido]
Mónica Reyes Rojas, PhD
(text-colour:yellow)[Institución]
Universidad del Magdalena - Programa de Psicología
(text-colour:yellow)[Curso]
Psicología de la Salud I
Año
2025
[[Empezar]]