Agua y Ciudad

CIUDAD EQUIDAD: ENTRE EL CONFLICTO ESTRATEGIAS SOCIO-TÉCNICAS

Autores: Lorena Pertuz, Niver Cantillo, María Paz Cortez Docente: Lorena Aja Eslava

¿Qué transformaciones socio-técnicas han surgido en torno al manejo, distribución y consumo del agua en personas desplazadas por el conflicto armado entre el 2014 y 2017, en la manzana 3 del barrio Ciudad Equidad en Santa Marta?

 

 Objetivo general

  • Identificar las transformaciones socio-técnicas que han surgido en torno al manejo, distribución y consumo del agua en personas desplazadas por el conflicto armado entre el 2014 y 2017, en la manzana 11 del barrio Ciudad Equidad, Santa Marta.

Objetivos específicos

  • Comprender la forma en que las personas desplazadas por el conflicto armado manejan, distribuyen y consumen el agua en la Manzana 3 del barrio Ciudad Equidad.
  • Describir las adaptaciones socio-técnicas que implementan las personas desplazadas por el conflicto armado de la manzana 3 del barrio Ciudad Equidad, en relación al agua.
  • Identificarlas culturas del agua presente en los habitantes de la manzana 3 del barrio Ciudad Equidad.

 Según el BID4, las zonas urbanas, son los lugares ideales para impulsar el desarrollo económico y social; pues son espacios que facilitan las herramientas para lograr los avances tecnológicos y la producción cultural (BID, 2017). En este sentido, la ONU-Habitat (2012), ha creado un complejo aparato jurídico, que fomenta el desarrollo y la planificación urbana, desde una postura enfocada en el derecho, que busca generar innovación y capacidades, para afrontar los retos que crea la vida en la ciudad. Asimismo, existen una serie de entidades internacionales, que promueven programas institucionales para los asentamientos humanos, algunos de ellos son: Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Banco Mundial, Alianza para las Ciudades, Comisión Económica para América Latina, Lincoln Institute of Land Policy – Programa para América Latina y el Caribe y el antes mencionado BID.

En el contexto colombiano, a partir de la Constitución Política de 1991 se establecen las bases de la descentralización, dotando de herramientas institucionales y jurídicas a los distritos para promover el desarrollo urbano. En ese ejercicio, el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, es creado con el objetivo de articular en el marco legal, a través de políticas públicas sus competencias. No obstante, los planes y proyectos coherentes al paradigma del desarrollo urbano, deben cumplir requisitos que aseguren una mejor calidad de vida de los ciudadanos: servicios públicos de calidad, saneamiento básico, el incentivo para el acceso y la financiación de las unidades de vivienda, entre otros (Minvivienda, 2014).

En el ámbito distrital, el complejo urbanístico de “Ciudad Equidad” se ubica en el oriente del D.T.C.H de Santa Marta, departamento del Magdalena; aproximadamente en el kilómetro 15 de la Ruta del Sol, específicamente en la vía que conduce al corregimiento de Minca. En este contexto, “Ciudad Equidad” se consolidó como uno de los megaproyectos estructurales más grandes del país, pues cerca de 4.000 mil viviendas de 45 metros cuadrados, fueron construidas en 50 hectáreas (Benjumea, 2015), otorgadas a familias en condición de vulnerabilidad, tales como: víctimas del conflicto armado, damnificados por desastres naturales, familias en condición de pobreza extrema, etc. Siempre y cuando, las familias se encuentren registradas en las bases de datos gubernamentales, que acrediten su condición de vulnerabilidad (RNI, Unidad para las Víctimas, Departamento de Prosperidad Social, Policía Nacional de Colombia, entre otras, Red Unidos, SISBEN).

Consecuentemente, Ciudad Equidad surge del ejercicio de las facultades constitucionales y legales del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, Fondo Nacional de Vivienda; que a través de la ley 1537 del 2012, establece las normas tendientes a facilitar y promover el desarrollo urbano y el acceso a la vivienda (Ley 1537, 2012). Dicho de otra forma, lo que busca esta ley es articular el sector privado con las entidades responsables y competentes del estado, para fomentar e incentivar el desarrollo territorial, por medio de proyectos de vivienda de interés social e interés prioritario y sistemas de financiación especiales, a las familias que así lo ameriten.

En esta lógica, partiendo de ese carácter individual y de la capacidad que tiene el ser humano para modificar su entorno en beneficio propio López & Vélez (2003) instituyen el concepto de desarrollo humano tal y como lo indica (PNUD), quienes lo han promovido como el proceso de ampliación de las posibilidades de elegir de los individuos que tiene como objetivo expandir la gama de oportunidades abiertas a las personas para vivir una vida saludable, creativa y con los medios adecuados para desenvolverse en su entorno social.

En otra instancia, Carlos Eduardo Omar Caicedo, alcalde del D.T.C.H de Santa Marta, en el periodo (2012-2016), en un discurso político en la entrega de la primera etapa del complejo urbanístico añadió que: “Ciudad Equidad es la construcción de un sueño incluyente para personas de escasos recursos, que, sin duda alguna le permitirá vivir de manera digna” (Iguarán, 2013, p. 2). Dicho de otra forma, “Ciudad Equidad”, debería dignificar la vida de las personas que allí residen, pues es la construcción de un nuevo “tejido social”.

No obstante, ha resultado compleja la adaptación de los distintos núcleos familiares que convergen en este macro-proyecto residencial, pues con arraigos, costumbres, etnias y formas diversas de comprender su entorno, es lo que conduce a las constantes dificultades de convivencia de centenares de sus habitantes (Vásquez, 2015). Segundo, se propone analizar el paradigma de desarrollo como un discurso hegemónico a nivel global (PNUD), que en el contexto colombiano ha generado una serie de prácticas gubernamentales; configurado y orientado así las políticas públicas de ordenamiento territorial, tanto a nivel nacional como distrital, que tal y como analiza Escobar (1999): Permítasenos definir el desarrollo, de momento, tal y como se entendía inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial: el proceso dirigido a preparar el terreno para reproducir en la mayor parte de Asia, África y América Latina las condiciones que se suponía que caracterizaban a las naciones económicamente más avanzadas del mundo – industrialización, alta tasa de urbanización y de educación, tecnificación de la agricultura y adopción generalizada de los valores y principios de la modernidad, incluyendo formas concretas de orden, de racionalidad y de actitud individual. (p.2). Desde esta perspectiva de desarrollo, se pueden deducir un par de premisas; por un lado se encuentra que este concepto es de carácter ecuménico en los países occidentalizados y reduce a su mínima expresión las particularidades socio-culturales e históricas de grupos étnicos específicos y los engloba dentro de un mismo modelo económico e institucional. Por otro lado, de la disyunción entre desarrollo y modernidad emerge el célebre concepto de progreso. “La idea básica en el progreso y el desarrollo es que el hombre, sirviéndose de su poder social e individual (autonomía), es capaz de mejorar su vida mediante el dominio de la naturaleza externa e incluso su naturaleza propia” (Berneth, 2001, p. 201). Por lo tanto, en la década de los 70 inicia la preocupación mundial por la escasez y disminución de los recursos naturales, entre ellos ¡el agua! Empieza a generar controversia y a ser catalogada como un recurso indispensable para el desarrollo y la sostenibilidad de los grupos humanos y así se lograría reducir la pobreza y brindar el recurso bajo los estándares adecuados de calidad y cantidad a nivel mundial; por lo tanto en el 2002, el acceso al agua fue denominado un derecho humano en la declaración de Johannesburgo, que pretendía elaborar convenios para elaborar tecnología más sostenibles y ser aplicadas a prácticas macroeconómicas como: la ganadería, la pesca, la agricultura y la minería. (Diaz, et al., 2009). A nivel global, el agua es uno de los componentes fundamentales para el desarrollo de todo organismo vivo, es decir es la esencia de la vida, la reguladora de todos los sistemas ecológicos y humanos, sin el agua sencillamente nada sería posible. Según Diaz, et al (2009), en el contexto colombiano no es diferente, pues ésta se ha considerado un bien económico y público, con grandes implicaciones en el ámbito social, administrativo y político colombiano. Una de esas implicaciones administrativa y políticas en el país, es la implementación de estrategias por parte del gobierno nacional, regional y local de crear instituciones que tenga como punto de análisis la situación ambiental y de los recursos hídricos en el país. El IDEAM (El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales), surge en un marco estratégico integral, compuesto por la información y conocimiento del ciclo hidrológico en su estado natural y las modificaciones que ha causado la intervención antrópica, especialmente la industria y el comercio (IDEAM, 2014). En ese orden de ideas, es necesario analizar el agua entendida como un recurso que es muy propenso a agotarse, sobre todo si no se respeta su ciclo natural, que es finita, es preciada y lo más importante: el agua es observada desde múltiples visiones, por múltiples agentes sociales, siendo estos los que otorgan representaciones, significados, usos y manejos divergentes; o en otros términos:

…el agua, como elemento de la naturaleza que es semantizado, apropiado y representado desde múltiples modelos, estrategias, saberes y conocimientos; el territorio, como el lugar donde se plasman esas diferentes visiones del agua dado que es el espacio apropiado por las diferentes sociedades para su reproducción biológica y cultural, en donde se encuentran elementos históricos, simbólicos, políticos y económicos para que cualquier grupo humano establezca su hábitat; el poder, como la capacidad de acción desarrollada por un grupo social, sobre otra entidad (Aja, 2010: 73).

Entonces el agua debe entenderse como un elemento que va más allá de la simple utilidad, es decir NO es un simple “recurso natural”, dado que es un presenta un componente cultural trascendental para todas las poblaciones humanas y no humanas del planeta.

METODOLOGÍA

Este estudio se desarrolló bajo el paradigma cualitativo-descriptivo, en este se aplicó el primero el método de investigación acción participativa (IAP), con un enfoque etnográfico; entendiendo el primero como el camino para superar las barreras que existe entre la producción científica y la realidad social, para luego articular el conocimiento y comprender lo que viven, sienten, piensan y aprehenden las comunidades de sus contextos culturales, sociales, económicos y políticos en contraste a los discursos y prácticas producidos por las institu8ciones gubernamentales y privadas (Borda & Rodríguez, 1987). Por lo tanto, dicho conocimiento debe ser orientado a las comunidades subordinadas, marginalizadas, que sufren problemas de exclusión o cualquier otro fenómeno social que denigre su dignidad como seres humamos; como el caso de las personas víctimas del desplazamiento forzado en la manzana 3 del barrio “Ciudad Equidad”.

Segundo, como método de recolección de información se aplicó la etnografía multisituada o multilocal en el ejercicio de investigación, pues a través de ella se logró comprender las complejas realidades socioculturales que vivencia el ser humano. Además este tipo de etnografía permitió tal y como lo expresa Perret (2011): el reconocimiento de la pluralidad de lugares en los que se desplazan los sujetos sociales y sus diversas construcciones; las instituciones gubernamentales y medios de comunicación son algunos de ellos, así como el análisis de discursos, prácticas y las realidades sociales de distintos agentes sociales. Así mismo Guerrero (2014) arguye que la etnografía:

Ha sido el método de investigación escogido por trabajadores sociales interesados en el análisis organizacional, y en las relaciones entre la práctica social, la cultura y la manera en la que determinados conceptos fundamentales como pobreza, exclusión, investigación, acción social etc., son construidos en la profesión y reflejan una cierta realidad social y cultural en la que los significados son negociados constantemente (p. 238).

Entonces, el método etnográfico implicó observar, dialogar, participar, describir, sentir, pensar, analizar y comprender la vida cotidiana de las personas víctimas del conflicto armado residentes en la manzana 11 del barrio “Ciudad Equidad”, en torno al tema del agua.

En este orden de ideas, es pertinente expresar que la investigación se realizó en seis etapas:

Primera: esta etapa consistió en la revisión bibliográfica en el segundo trimestre del año 2017; donde se consultaron bases de datos de revistas indexadas como: Scielo, ProQuest y lecturas abordadas en Seminario Caribe, dirigido por la docente Loren Aja Eslava, docente asociada a la Universidad del Magdalena, quien de la mejor manera nos asesoró y realizó aportes contundentes que encaminaron la investigación. Así mismo, se indagó en artículos de periódicos nacionales, regionales y locales, que permitieron contrastar los discursos emitidos por las familias desplazadas por el conflicto armado residentes en la manzana 3 del barrio “Ciudad Equidad” y por instituciones gubernamentales tales como: la alcaldía, la gobernación, la policía nacional y el Ministerio de Vivienda.

Segunda: aquí se delimitó y definió la muestra del estudio de caso. Las familias desplazadas víctimas del conflicto armado residentes en el barrio Ciudad Equidad, específicamente las situadas en la manzana 3, conformada por 488 casas y 20 familias desplazadas por el conflicto armado; se escogieron familias, dado que es una unidad de natural de análisis en contextos urbanos, pues entender como los individuos viven y trabajan juntos es un ventaja metodológica, pues es un sistema social pequeño que deja observar al individuo como a la cultura (Lewis, 1961).

De las familias escogidas, las unidades de análisis serán las transformaciones socio-técnicas, manejo, distribución y consumo del agua.

Tercera: aquí se realizó un acercamiento preliminar a la comunidad, donde se informó a las familias de los objetivos de la investigación, en especial con Antonio Cardona (y cada una de las madres cabeza de familia) quien es el líder comunal de la manzana 3 y su colaboración fue trascendental para establecer un vínculo con cada uno de los sujetos de estudio. Además se realizaron (3) reuniones con las familias y personas, para crear un ambiente de confianza y comunicación asertiva.

Cuarta: la recolección de la información se hizo mediante entrevistas semi-estructuradas y encuestas aplicadas a 10 personas, durante varias etapas de campo y además se articuló la observación participante, siendo esta una técnica de observación sistemática y controlada en la que el investigador se incluye en las manifestaciones culturales, o en las actividades cotidianas que realiza los sujetos-objetos de estudios en su contexto social (Guber, 2001).

Dicho de otra forma, es la capacidad que tiene el investigador sentí-pensante de comprender las dimensiones culturales de determinado grupo a través de la participación y observación directa.

Finalmente, en la quinta y sexta etapa, se analizó y estructuró la información, allí se utilizó el programa Atlas.ti, para sistematizar la información obtenida de las fuentes primarias, de esta manera triangular la información (Fig. 1).

Figura 1. Metodología de análisis de resultados.

 

 

Fuente: elaboración propia.

En la (Fig. 1) se muestra cómo a través de la fuente primaria; el estudio de caso de las familias víctimas del conflicto armado reisdentes en la manzana 3 de Ciudad Equidad y de la información obtenida, se pretenden asumir ciertas hipótesis parciales a cerca de la realidad que se vive con respecto al manejo, distribución y consumo de agua en “Ciudad Equidad”, por otra parte las fuentes académicas y gubernamentales permiten tener las herramientas teóricas y analíticas para comprender la complejas realidades que viven las familias, y por último, lo que afirman los medios de comunicación, es fundamental para contrastar la información. En último lugar, la sexta etapa consiste en socializar los resultados obtenidos en una reunión, donde asistan la mayorías de las familias participantes (Moncada, Pérez, & Valencia, 2013).

 CONCLUSIÓN

A grandes rasgos, podemos afirmar que en Ciudad Equidad existe una cultura del agua, dado que se han desarrollado un conjunto de estrategias (motobombas, pimpinas, tanques elevados, entre otros) y modos específicos (relaciones sociales, asambleas y grupos focales) para satisfacer las necesidades básicas relacionadas con la misma y con todo lo que depende de ella, incluyendo lo que se hace con el agua, en el agua y por el agua (Ministerios de ambiente y desarrollo, 2017). O bien, tal y como lo define la Unesco (2005, en Ministerio de Ambiente, 2017), la cultura del agua. Se manifiesta en la lengua, en las creencias (cosmovisión, conocimientos), en los valores; en las normas y formas organizativas; en las prácticas tecnológicas y en la elaboración de objetos materiales; en las creaciones simbólicas (artísticas y no artísticas); en las relaciones de los hombres entre sí y de éstos con la naturaleza y en la forma de resolver los conflictos generados por el agua. La cultura del agua es por lo tanto, un aspecto específico de la cultura de un colectivo que comparte, entre otras cosas, una serie de creencias, de valores y de prácticas relacionadas con el agua. Por otra parte, se puede argumentar que el agua como servicio público domiciliario potable era administrado anteriormente como un recurso proveniente del estado según la ley 142 de 1994; donde el estado era el encargado de suministrar todos los servicios públicos que cubrían las necesidades básicas de la población; pero dada la creciente urbanización no logro abastecer a toda la población, se implementó la constitución política de 1991 en el artículo 365 donde se le otorga la responsabilidad aparte del estado, a comunidades organizadas o particulares, a las que se les efectuó un aparato jurídico dándoles la libertad para que distribuyan equitativamente el sistema de acueducto teniendo en cuenta la oferta y la demanda; que a raíz de esto, permitieron formular nuevas propuestas en pro a la buena administración de este recurso, que en últimas es el esfuerzo que realizan los habitantes de la Manzana 3 de Ciudad Equidad.

RESULTADOS

Desde el surgimiento de Ciudad Equidad hasta noviembre de 2014 los habitantes contaban con un suministro de 24 horas diarias de agua; dado que contaban con cuatro pozos subterráneos con los cuales se abastecía dicho complejo urbanístico que actualmente se encuentran llenos de maleza. No obstante, hasta dicho mes la comunidad contó con el abastecimiento diariamente, dado que a partir de este mes en adelante el Estado les proporcionó carro-tanques para que pudieran suministrarse agua.

Antonio Cardona, administrador de la manzana 3 de Ciudad Equidad, quien es beneficiario por ser esposo de una mujer víctima del desplazamiento forzado, afirma que a partir de la ampliación de Constructora Bolívar desviaron el agua para poder generar mayor infraestructura, provocando que el concepto del buen vivir planteado inicialmente no se llevara a cabo de manera óptima, dado que comenzaron a presentar problemas de sequía de manera constante y esto llevó que los habitantes optaran por implementaran nuevas formas de abastecimiento.

En este orden de ideas, los habitantes de Ciudad Equidad han presentado inconsistencias dado que en el mes mayo del presente año, la nueva empresa Veolia administradora del sistema de acueducto de la ciudad de Santa Marta manifiesta más inconsistencias que la empresa que administraba en periodos anteriores, esto ha ocasionado que se generen otro tipo de problemáticas que afectan de manera directa la convivencia y la economía como la perdida de cables, electricidad, etc.

En relación con lo anterior se había llevado a cabo un diálogo del buen vivir en la comunidad de Ciudad Equidad junto al alcalde distrital, Policía Nacional, la Personería, Bomberos y otros entes de carácter gubernamentales; comprometiéndose con los habitantes a mejorar su calidad de vida en lo que a ellos le concierne, específicamente a satisfacer sus necesidades básicas como suministro de agua, electricidad, aseo, etc. Sin embargo, la escases de lugares especializados para la atención a la salud causa gran inconformidad por parte de la comunidad haciendo esencial la edificación de clínicas, además requieren la implementación de nuevas infraestructura que brinden seguridad a la colectividad (Despacho del alcalde, 2016).

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